Autobiografía
Me llamo Pedro Perea Maza, nací el 3 de mayo en Wigan, Inglaterra. Me crié en La Línea de la Concepción, Cádiz, pero en Marbella llevo desde los 8 años, toda una vida. Ciudad que me vio crecer, a la cual le debo todo y amo con todo mi corazón.
Mi vida laboral empezó trabajando en Correos y Telégrafos y, por las tardes, como delineante en un estudio de arquitectura. En los 90, me aventuré con negocios en la hostelería; tuve cinco bares de copas, algunos en el Puerto Deportivo de Marbella. Actualmente, trabajo en el sector inmobiliario.
Desde niño, siempre se me dio bastante bien dibujar, mientras todos los niños estudiaban ciencia y matemáticas. Yo pasaba las clases dibujando garabatos en los libros de texto. Imagino que por esa razón siempre suspendía y tenía que volver en septiembre para la recuperación.
Nunca tuve interés en la pintura; mi afición creo que me llegó por casualidad o quizás el destino me lo tenía guardado. Pinté tres cuadros a principios de los años 90 y me tomé un descanso de más de diez años. Luego, pinté otro cuadro para un gran amigo como regalo de boda y me tomé otro descanso de casi otros diez años. En 2005, pinté otro cuadro para una gran amiga que me ayudó en momentos difíciles de la vida. Y hasta aquí, estos cinco cuadros fueron mi aportación al arte.
En el año 2017, tenía interés en hacer algo, como ir al gimnasio, yoga, bailar salsa, senderismo o cualquier actividad para pasar el tiempo. Estuve buscando alternativas, pero no encontré nada que me agradara. Hasta que un día, caminando por mi barrio, por casualidad me encontré con un taller de pintura; me apunté y estuve un tiempo aprendiendo algunas técnicas de pintura. Por desgracia, tuve que abandonar el curso porque tenía entre manos un gran proyecto al cual tenía que dedicarle todo mi tiempo. Así que, una vez más, dejé los pinceles...
En el año 2019, publiqué una foto de un amanecer en las redes sociales y un amigo, por casualidad, dijo que si lo había pintado yo, y eso me dio la idea de plasmar esa foto en lienzo. Pero poco más; no tuvo mucho recorrido, la entrada de la pintura en mi vida se hacía esperar.
En el año 2020 llegó la maravillosa pandemia, o por lo menos para mí. Aquí ya no tenía escapatoria ni excusa para aprovechar ese tiempo encerrado en casa. Así que un día, sin querer y sin saberlo, me puse a pintar un cuadro; pinté otro, otro más, otro y otro, hasta llegar a los más de 43 cuadros.
Todo esto se lo debo y doy las gracias a todos mis amigos y conocidos que, cada vez que terminaba un cuadro, lo publicaba en redes sociales. Eran muchos los comentarios de ánimo, asombro, apoyo y admiración. Esos maravillosos comentarios me daban la fuerza y la ilusión para empezar a pintar un nuevo cuadro.
Todo esto de la exposición empezó como una broma entre amigos y, al final, aquí estoy, en un museo de Marbella exponiendo mis cuadros; ¿quién se lo iba a imaginar? Es mi primera exposición que voy a hacer, así que ando con mucha ilusión, pero a la vez con muchos nervios y mucha responsabilidad.
Me considero un pintor normal; reconozco que estoy empezando y tengo que seguir aprendiendo.
Sí que es cierto que me asombro con el resultado final de cada cuadro que pinto.
“Yo lo único que sé, es que tengo que seguir pintando.”
Pedro Perea
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